22/4/08

Los partidos están partidos

Pocas veces como en estos días, presenciaremos coyunturas políticas comparables a la división interna -explícita o latente- que sacude a todos los partidos políticos más importantes.

Estos temas suelen ser un rollo patatero, pero en este caso, el asunto es interesante. Primero, como espectáculo: un circo de varias pistas. También interesa porque de esa disputa pueden salir triunfantes futuros mandatarios cuyas decisiones influirán en nosotros. Además, resulta altamente curioso observar en el debate, un aumento de la incidencia de las ideas y de las tácticas, antes que de los personalismos habituales. Y esto tiene su trascendencia real. Si le unimos temas de actualidad relacionados con las cosas de comer, habrá que estar más atentos aún.

Lo más aparatoso sucede en el PP. El partido que representa a la derecha española anda de repente sumido en una crisis de adolescencia, sin tener muy claro qué quiere ser de mayor, entre opciones representadas por facciones militantes, sociales, económicas y mediáticas de repente enfrentadas en plaza pública, tanto como sus cabezas visibles. Finalmente no llegará la sangre al río, estoy convencido, pero algo se ha roto y su onda expansiva, acrecentará confrontaciones surgidas ya antes de ese estallido madrileño. Mismamente en Aragón, donde habrá batalla, porque ya está anunciada para próximos meses, salvo retiradas de última hora.

En la CHA, no se quedan atrás. Está abierto un período de refundación, con sonoros abandonos de juventudes y afiliados que no son cualquiera. De todas formas, parecen obligados a asumir que es el momento de buscar otra manera de ocupar su espacio, a pesar de que corren el riesgo de quedar reducidos a una única voz solamente testimonial, y de repetir convulsiones entre la continuidad y el centrifugado.

En IU, casi tres cuartos de lo mismo, con el endemismo de una coalición formada por partidos viejos y por individuos a título particular, que padece el pensamiento único impuesto en todo el planeta, el cual deja fuera de juego, por el momento, a alternativas e idearios que hunden sus raíces en el XIX o en el 68. Llamazares cesa y el relevo forzado puede provocar más cataclismos.

El PAR ha sido atropellado por un trasvase a Barcelona que amenaza con anegar su conveniencia de mantener espacios institucionales, la argamasa de evita su agrietamiento. Si riñe con un PSOE rendido a las órdenes de Ferraz o de Moncloa, se irá a la calle donde hace frío y llueve, afectando especialmente a un partido sin una base social potente que le abrigue. Si traga, esa escueta base saldrá por piernas. De ahí, sus dudas que, de todas formas, cuentan con el ungüento que pueda salir de la chistera del maestro de la maniobra política que es su jefe. Ya ha empezado.

El PSOE aparenta ser el más tranquilo. No parece que explote una crisis en el partido que mejor aplica el prietas las filas, y menos aún con años por delante en el poder, pero ese mismo tema del trasvase necesitará un nuevo ejercicio de cohesión, porque hay voces, más de una, que expresan discrepancia de la línea oficial o preocupación honesta en Aragón, por no hablar de los compañeros de Valencia y Murcia, al pie de los caballos. Marcelino Iglesias, un artista de la prudencia, ha salido a retratarse con algunos inopinados bandazos y perdiendo pelos en la gatera. Habrá más que hablar.

Entre todos, nos lo vamos a pasar bomba... Sólo pido que no se enreden en sus propias tripas y que atiendan a las inquietudes, problemas y proyectos de una sociedad atemorizada por el aullido de la crisis.

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