19/6/09

Una solución

Andan dando vueltas al mulo porque no saben donde ponerlo, ya que su actual ubicación será ocupada por una megarotonda de enlace desde la Magantina al nuevo puente sobre el río hacia el barrio de Santiago.

Para muchos, el problema del mulo es que lleva más mili que Franco. Es decir, que nació militar y así sigue. Por mi parte, no me causa reparos pero entiendo que haya quien busque motivo para el rechazo. Es un símbolo de una institución que a su vez, a algunos les parece que es símbolo de hechos históricos no siempre positivos. Por eso, aunque sea con disimulo (es una aliteración intencionada), se baraja colocar al mulo en un sitio discreto.

Pero ¿y si no fuera militar sino que simbolizara simplemente al animal que formó parte indisoluble de la realidad altoaragonesa durante siglos (tanto del Ejército, como del medio rural)? ¿Entonces, una vez civilizado, cabría ahora en cualquier sitio destacado de la ciudad?. Se lo merece y pasaría a representar nuestras raíces que no podemos olvidar.

Bien, la solución es sencilla: licenciemos al mulo


Creo que sí y que así, ya civil, sería bienvenido y ganaríamos un monumento de referencia, y dejaríamos de tener un objeto más de controversia. Que nos sobran.

(La foto original se la he cogido prestada a Nacho. El retoque es mío)

15/6/09

Enhorabuena

Elijo un asunto de menor trascendencia para escribir hoy, después de muchas semanas. Y sin saber cuándo volveré a publicar algo. ¿No habíamos quedado en que un blog es una cuestión personal? Cuando las personas están como si no estuvieran, sus cuestiones también y tampoco.

Sin embargo, esta mañana no reprimo mi felicitación (que no mi felicidad) por el ascenso de la Real Zaragoza SAD. Hacía falta para resolver una anomalía, para que Aragón tuviera un equipo entre los grandes (ya sé que no es el equipo de Aragón, pero por ahí fuera se piensan que sí) y para que en Huesca no nos creyéramos más de lo que somos, ni menos.

La coincidencia de la Huesca (SD y ojalá SAD) con el Zaragoza en la misma categoría transmitía un mensaje de confusión: lo que para unos era una mierda, para otros (nosotros) era glorioso. Y eso, a 70 kilómetros y con la misma "tele" para ver los partidos, generaba una distorsión (de la que no se han sustraído los locutores de esa "tele", ni mucha gente).

Ahora, podremos saborear de verdad o mejor, el mérito de un Huesca en segunda y no estaremos más pendientes de un derby que de un partido contra otro cualquiera, cuando tres puntos son tres puntos en la Romareda o en..., cuando estar aquí ya es positivo, cuando se trata de superar el año en que todo nos era nuevo para afianzar y, por fin, aprovechar el empentón y el millón largo de dinero público.

La cosas por su sitio, me parece.

Finalmente, me alegro por un tipo como Alberto Zapater, porque la gente con compromiso y sentimientos, aunque no sean los míos, me provoca simpatía.

En voz baja y con la nariz tapada: ¡Enhorabuena Zaragoza!