20/2/10

Sordos y besugos

Vuelvo a caer en la tentación de escribir sobre un tema general y con cierto retraso. Perdona.

He esperado a la publicación de Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, correspondiente al 17 de febrero de 2010, por lo que luego te diré.

Con la que está cayendo, uno pensaba que el debate sobre economía y sobre pactos, de ese día en el Congreso, iba a servir para algo. No lo parece aunque tampoco renuncio a mantener la esperanza de que, especialmente a los dos partidos mayoritarios, les asalte un ataque repentino de responsabilidad. Desde luego, en esa jornada parlamentaria, hubo diálogo: de sordos y de besugos.

Entre nosotros y entre tantas palabras pronunciadas, cada cual se habrá quedado con aquello que coincide con sus ideas y recordará con disgusto otros discursos.

Por mi parte, podría empezar a calificar y descalificar en orden, pero mejor te resumo lo que pienso, con nombres y apellidos, y con dos muestras.

Yo creo que, incluso por encima del contenido concreto de las medidas que puedan acordarse, resulta más importante ahora mismo que exista un acuerdo entre los dos grandes partidos, con participación de sindicatos y empresarios (que ya han dado ejemplo), para que podamos volver a confiar (tú, yo y eso que llaman los "mercados") en que hay solución y compromiso, en que los políticos son también ciudadanos, en que los parados sólo tendrán que esperar un poco, en que... Necesitamos un pacto, que se supone caminará en una dirección correcta por sí o gracias a los efectos -incluso psicológicos- que produzca.

Algo así vino a decir la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas:

"Me van a permitir que me dirija especialmente a los dos líderes de los grupos mayoritarios de la Cámara porque la ocasión lo requiere, las circunstancias son graves, gravísimas, y nos acercamos a momentos de una auténtica emergencia nacional"

"No cabe más que la generosidad, el aparcamiento de las diferencias, el logro de un mínimo común denominador, que devuelva la confianza interior y exterior a este país"

"Los ciudadanos no entienden cómo fue posible un amplio acuerdo hace un año sobre las medidas de apoyo y rescate al sector financiero, pactado por los dos grandes partidos en apenas unas horas, y cómo ese mismo pacto sobre el resto de la economía no ha podido alcanzarse en doce meses. No lo entienden, señor Rodríguez Zapatero y señor Rajoy. No entienden su sordera y su cerrazón, no entienden su juego de pimpón, su falta de un mínimo margen de confianza mutua. Se ha subido cada uno a su parra, se han instalado en sus propios principios. Se preocupan más por colocarse mutuamente el marrón que por asumir cada uno su propia responsabilidad, pero eso el país no lo entiende, es difícil de entender. Las fuerzas nacionalistas están demostrando más sentido de Estado que los que habitualmente controlan sus resortes. El miedo a perder o no ganar les atenaza mientras las reformas pendientes se dilatan y dilatan".

"No se vaya cada uno a su rincón, no se den la espalda, afronten su responsabilidad, estén a la altura de las circunstancias pero no en su propia parra, alejados del suelo y de la realidad, esperando a que escampe o a que diluvie. Entiéndanse ustedes o nadie les entenderá".

Por el lado negativo, además de la inutilidad -al menos de momento- del debate, destaco el absurdo discurso de la portavoz de UPyD, Rosa Díez. No me podía creer lo que estaba oyendo en boca de quien dicen las encuestas que merece la mayor valoración social entre los políticos. Esperé a leerlo y encontré la versión oficial, pero preferí confirmarla en el Diario de Sesiones.

Rosa Díez decidió no hablar de economía, sino sólo de política e instituciones, arrimando naturalmente el asunto a sus conocidas posiciones de recorte drástico de la autonomía. Atención al malabarismo: "Los datos que esta mañana se han puesto encima de la mesa por parte del conjunto de los portavoces acreditan la magnitud del drama económico y social que vive nuestro país, en el que tampoco insistiré, pero les voy a dar una mala noticia. La crisis que vive España no es solo económica y social, tiene también un componente institucional, es una crisis política. ¿Cómo separar la crisis política e institucional del coste de un Estado autonómico mal diseñado y de las ineficiencias de todo tipo que este genera: falta de políticas comunes, descoordinación, duplicidades, solapamientos, ruptura del mercado único, costes administrativos injustificados, deficitarias televisiones autonómicas, menor movilidad de las personas por las políticas lingüísticas?".

¡Eso, bien dicho!. Estamos hablando de llegar a acuerdos, de pensiones, de desempleo, de crack financiero, de morosidad, de modelo económico, de... y Díez sale con esas ¿soluciones?, al margen incluso de la vigente Constitución.

Pero no sólo se conformó con ese rollo ajeno al núcleo del debate, sino que además se metió en el terreno del posible acuerdo en materia económica... a su manera: "Hoy se ha hablado mucho de
pactos en esta Cámara pero, digamos la verdad, en España ya existe un gran pacto entre los dos grandes partidos políticos llamados nacionales, un pacto para que no cambie nada. El PSOE y el PP han pactado una financiación autonómica que es una nueva vía de agua en España pero que le garantiza a cada uno de ustedes mantener su poder territorial. El PSOE y el PP han pactado no despolitizar ni profesionalizar las cajas de ahorros porque con eso mantienen su cuota de poder en cada uno de los territorios. El PSOE y el PP se niegan a revisar los muros competenciales que impiden una verdadera reforma de nuestro modelo educativo. (...) Ni el PSOE ni el PP están dispuestos a revisar la Ley Electoral, una ley injusta que pervierte el sistema y garantiza —les garantiza a ambos— la alternancia en el poder. Ni el Partido Socialista ni el Partido Popular están dispuestos a abordar las profundas reformas legales necesarias para que la justicia sea eficaz e independiente. (...) Ambos practican el sálvese quien pueda, todo por España pero sin España. (...) En España ya existe un pacto entre el PSOE y el PP. Como dije antes, no es un pacto de Estado, es un pacto de hierro, un pacto de intereses que debilita al Estado, un pacto para no acometer ninguna de las grandes reformas que nuestro país necesita y que explican la gravedad de la crisis que estamos atravesando. Lo que España necesita es que rompan ustedes ese pacto para mantener su hegemonía alternativa y territorial; lo que España necesita es un pacto para abordar la reforma del modelo de Estado. Eso es lo que España necesita, un pacto para abordar la reforma del modelo de Estado..."

Toma ya. No voy a plantearte ahora si hay un gramo de razón en alguna de las cosas que dijo, pero desde luego, sobre todo, lo más importante, ¿era el momento cuando se estaba tratando de otras cuestiones o es que sólo tiene un discurso?

Lo remató: "Si no es usted capaz de hacer más de lo que ha hecho deje a los españoles que decidan. Tome en cuenta lo que le digo, señor presidente, convoque elecciones".

Sí, claro. En lugar de intentar por todos los medios (con el Rey implicado, incluso) que haya un acuerdo como los fueron los Pactos de la Moncloa en la Transición, lo más conveniente es cerrar el garito durante meses y convocar elecciones antes de llegar a media legislatura.

Al final, he encontrado una explicación: había televisiones y radios emitiendo en directo el debate y tenía que colocar como fuera su mensaje, el mismo que hasta ahora le ha dado resultados. El mismo que también me ha colocado a mí en este blog... ahora que lo pienso. Quizá ése sea el secreto: repetir y machacar. Como si no estuviéramos ya bastante machacados. Su actuación fue todo un modelo, aunque tan mala como la de aquellos que tienen la responsabilidad realmente y no la ejercen machaconamente.

12/2/10

Rompo el silencio (un poco)

Por distintas razones, he mantenido este blog en silencio. No está muerto. Sólo espera. Hoy me decido a escribir excepcionalmente, porque siento la necesidad. Perdona. Además elijo un asunto alejado de nuestros temas oscenses. Perdona, otra vez.

Sin embargo, cuanto sucede en torno al juez Garzón creo que es importante.

Estoy de acuerdo en que ha cometido errores. El más notorio, su tendencia al espectáculo. El segundo, ese trasiego poco adecuado entre el juzgado y la política y regreso. El tercero, siendo su oficio el que es, presuntamente no reparar -a sabiendas y a conciencia- en determinadas normas de la Justicia sólo con el fin de alcanzar lo que él cree justo. El cuarto… El quinto…

Por ese tercer error (cabe otro orden), se ve en la picota respecto a la persecución que emprendió contra Franco y otros, como presuntos criminales contra la Humanidad.

No dudo que se equivocara en muchos aspectos al tomar esa decisión. Perseguir muertos… Pero ¿no es verdad que en España siguen sin reparar los presuntos delitos cometidos desde el bando vencedor durante la Guerra Civil y muchos años después de ésta? ¿No es cierto que haya españoles que legítimamente, desde el punto de vista moral, reclaman esa reparación (abrir las fosas) que sólo es posible haciendo Justicia? ¿No fueron ya juzgados, de aquella manera, los criminales del bando perdedor? Y sobre todo ¿no echamos muchos de menos un mensaje para la Historia y una confirmación en firme de que en España no es impune derribar un gobierno legítimo por medios antidemocráticos?

Y me dirás que, en ese caso, habría que juzgar a los romanos por invadir a las tribus iberas… Pues no es lo mismo. Yo creo con rotundidad en que hace falta(*) resolver sosegadamente el silencio, que fue imprescindible, con el que se hizo la Transición acerca de esos presuntos crímenes. No estaría de más para ratificar la confianza en la Democracia por parte de tanta gente, como tú y yo y los que vengan, que no tuvimos la desgracia de vivir aquellas atrocidades de ambas partes.

Y para dejar sentado, por fin, que los buenos no fueron unos y los malos, otros. Hubo de todo en todas partes y culpables en los dos lados. Si para conseguir de una vez que todos entendamos esto, que comprendamos el horror irrepetible que fue (la Guerra y las postguerra), ahora hay que bordear por el exterior los límites del procedimiento… De haberlo hecho, ¿Garzón habría causado daño directamente a alguna persona? Por favor, nadie habría ido a la cárcel por su sentencia en este asunto. ¿O es delito siquiera afirmar que existe una montaña de indicios racionales para pensar que Franco perpetró crímenes y que no está de sobra verlo condenado? Ya sé que no sólo fue un criminal y no seré yo quien les diga a mis abuelos que son cómplices por haber apoyado el régimen, como millones lo hicieron.

Sin embargo, todas esas ideas que yo estimo normales, parecen despreciables para algunos, las ponen al revés y por eso, me provocan aún otra pregunta: ¿qué mensaje tan distinto se proyecta sentando a Garzón en el banquillo? Lo siento pero es un empeño en mantener aquel silencio que hoy, décadas después ya no tiene sentido y menos lo tendrá en el futuro. Más aún cuando está acompañado por un griterío de voces extremistas que piden la cabeza del juez… ¿por esto o por todos sus errores o porque molesta la parafernalia de procesos a Pinochet, los GAL, la ETA…?

Si hay delitos de Garzón en otros temas (tiene más líos en marcha), se verá. Por encausar al franquismo, sin perjudicar a nadie o nada más que al procedimiento, me niego (**).

Por todo esto, he buscado el manifiesto que circula en su respaldo, con intención de firmar. Pero me encuentro un verdadero panfleto que sólo recoge tangencialmente mi pensamiento y mi sentimiento, además de caer en el otro extremo. Me niego también.

De ahí la importancia que al principio adjudicaba a esta bronca. Es una muestra perfecta de que tanto en ella, como penosamente en muchos otros ámbitos y asuntos, llevamos camino de reproducir las dos España del 36, aunque no hayamos llegado a las armas y, afortunadamente, no llegaremos sin que, por otro lado, evitemos los heridos. El primero de la lista de bajas: nuestra Democracia no sólo vista como un sistema político, sino como un compromiso compartido de convivencia y tolerancia.

No todo vale y el rasero cada vez está más bajo. Si Garzón, a instancias de quien lo ha denunciado, acaba condenado por abrirle expediente a Franco, ese rasero habrá llegado cerca del suelo.

Sólo me queda confiar en que, al igual que los años 90 cuando superamos unas circunstancias sociales, económicas y políticas que en general serían comparables a las actuales, la propia Democracia tiene capacidad para salir del atasco, como entonces o de otra forma.

¿Y tú qué opinas?



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(*) Como hace falta, por ejemplo, un consenso sobre la aplicación real en cada lugar de la Ley de Memoria Histórica (los nombres de las calles, etc...)

(**) Y que no me vengan en que lo dice la Ley. Antes yo también pensaba en que la normativa era de aplicación sistemática, pero los propios tribunales (del primero al último) se han empecinado en demostrar que existen mil vericuetos e interpretaciones (incluidas las de corte ideológico) por las que cualquier cosa puede decir un auto o una sentencia.