Alternativa

Creo que uno de los principales defectos políticos en Huesca es la falta de alternativa al partido o al candidato más votado (tres veces consecutivas) para el Ayuntamiento.

Salvo una renovación en los carteles y programas de los demás partidos, a día de hoy, si Elboj perdiera las elecciones sería sólo por sus propios errores, de manera que quienes le votaron antes, dejaran de hacerlo (esto le ha costado tres concejales hace unos meses) en masa.

A la vista de las ofertas planteadas en 1999, 2003 y 2007, resultaba muy complicado apearlo porque los oscenses eligieran a otro/a convencidos de que puede hacerlo mejor. La mayoría apoyó y dio la Alcaldía al menos malo (y ya malo conocido).

Este análisis grueso (faltarían muchos matices) afecta al actual mandato en el que se nota cierta sensación de falta de empuje en el propio Alcalde, algunas carencias en la confianza y en la ilusión ciudadana, un tono gris. Es reversible. Esperemos.

Pero el defecto afecta e interesa sobre todo al partido o candidato que debían ejercer realmente la función de alternativa. Es decir, excepto en caso de vuelco sorprendente, los minoritarios se pueden convertir en árbitros con mayor o menor silbato, pero limitada capacidad de invertir la tendencia plana. Es el PP quien carga con la responsabilidad de no acertar y dejar a la política local huérfana de recambio.

Reflexionar sobre las caras y los nombres, me obligaría a valoraciones sobre personas. Creo que en este aspecto también pueden tener un problema, aunque superable si no fuera porque es más grave su nefasta relación con las ideas, con las expectativas de los vecinos, con el mensaje que deben transmitir para convencer.

No tienen propósito de enmienda y la autocrítica que reclaman a otros, no hace mella en su tarea interna o, al menos, no se les luce. De la misma manera que venden palas de pádel con el logo del PP en su tienda on-line (hay que tener narices para echar así gasolina al fuego de las acusaciones por elitismo), aquí mantienen posturas y argumentos fuera de lugar.

Mi reflexión está colgada de numerosas evidencias pero, ahora, de dos posicionamientos simultáneos.

Por un lado, su todavía portavoz municipal persiste en una visión tan negra que este titular y algunas reflexiones sobre el pacto de gobierno local, el Alcalde, Walqa... sólo pueden ser producto del desconocimiento o de la desconexión de la realidad. No niego que tenga parte de razón en la base de algunas opiniones pero, además de proponer bien poco, extrae unas conclusiones y augurios que, puestos en su boca, le presentan ante los ciudadanos como el cancerbero de esta ciudad. Cuando esto mismo lo ha repetido durante años, ese papel le ha quedado adherido al personaje público sin remedio.

Por otro lado, su presunto relevo (hay muchos que dan por hecho una sustitución pronto y siempre antes del fin de mandato) ofrece una cara más amable y sin embargo, cae -o le hacen caer- en parecidos errores de transmisión en fondo y en forma. ¿Qué es eso de que el proyecto de impuestos municipales es puramente de izquierdas? Poner por delante semejante criterio no encaja en absoluto con las propuestas que la mayoría espera de una supuesta alternativa. Menos todavía cuando el resumen de sus planteamientos es seguir subiendo el IBI (tanto como el IPC) y mantener -que no rebajar- otros impuestos.

La alusión a la teoría clásica de izquierda que sangra los bolsillos con justificación redistributiva y derecha que alivia la presión de lo público ya no tiene validez en el presente y es nula a efectos de un Ayuntamiento como éste, al que se le pide que tire del carro continuamente, dada la falta de músculo de la iniciativa privada (con excepciones). Esa mención a los "impuestos = izquierdas" no dice nada. Si me apuras, ni siquiera debe ser considerada una crítica. Por supuesto, no les dará ni un voto municipal nuevo, ni creo que les ayude en su prioridad de hoy: retornar a la Moncloa (seguramente por ese horizonte de elecciones generales se explica esa frase de Ana Alós).

Por estos derroteros, mal camino para la primera institución de Huesca porque la alternativa es imprescindible para la salud democrática, para la esperanza y también para azuzar a todo gobierno.