Más de una vez, he pensado que el ayuntamiento debería disponer dos hemisferios cerebrales, dos estructuras paralelas. Una se dedicaría a gestionar y la otra a impulsar. No sé si me explico. Mejor pongo ejemplos.
Acaba de llegar la noticia de que Huesca va a contar con un Plan Urbana. Se trata de una alegría porque la Unión Europea pondrá casi 6 millones de euros más, destinados a financiar distintas inversiones y acciones de recuperación de la zona histórica de la ciudad y aledaños, en todos los aspectos: urbanístico, social, ambiental, transporte, empleo, patrimonio... El total de las intenciones, si sumamos la parte municipal y otros planes en marcha (ARI o ARCH, infraestructuras,...), puede suponer una transformación histórica -nunca mejor dicho- a la vuelta de cuatro-cinco años. Es un horizonte optimista. Debemos serlo.
Bien, ya está. Ahora toca gestionar todo eso. Que se haga, que se aplique el programa ya elaborado, que se siga la hoja de ruta, como dicen ahora para cualquier cosa, de la misma manera que se gestiona los servicios básicos o las instalaciones ya hechas.
Pero levantemos la vista. Miremos más lejos. Una vez en marcha este plan, empecemos ya a trabajar en nuevos planes, a través de esa sección paralela: la del impulso (¿político?).
Por ejemplo, ¿qué hay de la peatonalización del Coso? Hemos coincidido en que se trataría de traer a Huesca hasta el siglo XXI, como han realizado en otros sitios. Bueno, pues vamos. ¿Qué hace falta? Prever dónde metemos los coches en su entorno. Con los aparcamientos de la intermodal (que no usamos) y el de próxima inauguración en la Universidad (que tampoco usaremos), no habrá bastante para eliminar el tráfico y estacionamiento en el centro (entonces sí que los usaríamos). Además de las harineras (que absorberá un volumen limitado de coches), hay expectativas en el solar de Lastanosa en la antigua nave de Tabacalera y la idea esbozada bajo Ramón y Cajal e incluso en San Antonio. Pues no nos eternicemos. Tomen decisiones, señores/as. Redacten los estudios. Negocien lo que haya que negociar a favor de la ciudad y los ciudadanos. Planifiquen, busquen recursos, acuerden y adelante.
Quizá es mucho pedir, pero ya que estamos, cero conformismo y más ambición. Y menos miedo a las voces en contra -que las habrá y deben ser atendidas para corregir y mejorar- cuando se trata de asuntos necesarios y con suficiente apoyo. A ver si resulta que sólo nos liamos la manta a la cabeza para echar más de 30 millones en un palacio multiusos.
Hace 3 años
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