28/6/08

El fútbol nos salva

Nada como la emoción futbolera para recibir optimismo inoculado o para olvidar transitoriamente la cruda realidad. Incluso para el fervor colectivo, para descubrir que compartimos, para reconocerse miembro de una sociedad.

Lo sabíamos en Huesca con el ascenso y lo sabe España entera con la selección.

Bajo esos sentimientos, estamos salvados.

Pero el fútbol no sólo es salvador del alma, sino también de los cuerpos. Gracias a que las calles estaban desiertas (y no por motivos raros) durante la semifinal contra Rusia, no ocurrió una desgracia mayor: el vendaval de juego de la roja coincidió con una tormenta con rachas de tornado en la ciudad y también en otros lugares simultáneamente.

La lista de daños y riesgos es ingente. Como muchos no nos dimos casi ni cuenta, hipnotizados por la pelota, hay quien ha comentado que no estamos muy seguros si una ventolera produce esos efectos tan graves.

Sin embargo, y a pesar de que no pasará a la Historia (afortunadamente), la escala internacional que mide la fuerza de los vientos clasifica de manera concluyente ese temporal. No anduvimos en Huesca tan lejos del huracán o del twister, como en la peli.

Pero mientras haya fútbol...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero faltó poco.

Los edificios altos, temblaban como si se fueran a caer.

P´a cargarse..., un poco.

Guillermo dijo...

Si tu casa se movía, yo de ti me mudaría a un adosado... Es broma. Es que ni me enteré, pero sabiendo los destrozos cualquier cosa fue posible... Y hasta a mí me dio un poco de cagalera a posteriori, fíjate.