21/12/07

Turrón presupuestario (del duro)

Nos vamos a ir de Navidad sin conocer las intenciones del Ayuntamiento de Huesca para 2008 y para nosotros, sus sufridores administrados. Las intenciones reales, aclaro. Porque una cosa es la palabrería y otra la verdad de los números que costean la ejecución de lo anunciado. Toda promesa que no figure en los presupuestos es aire, por lo menos de momento.

No se nos va a atragantar el pavo por ello (¿alguien aquí cena pavo en Nochebuena?) pero ese retraso en presentar los cálculos de ingresos y gastos, no augura nada bueno. También es verdad que contar con una concejala de Hacienda a tiempo más que parcial exige darle tiempo, siendo benevolentes... Si fuéramos exigentes, habría que pedirle que dejara una de las dos ocupaciones. Por suerte, el Senado se acaba ya por esta legislatura, hasta la primavera.

La mosca presupuestaria municipal no se separa de detrás de mi oreja, porque ya hemos oído o leído que habrá dos agujeros grandes que tapar: el gasto en personal, consecuencia de los nuevos criterios acordados (con bronca) en la valoración de puestos de trabajo; y la fuerza gravitacional que todo lo absorbe en forma de palacio de congresos.

Si deciden echarle (y el Alcalde ha dicho que sí) unos millones más al multiusos para incoporarlo a la Expo, y teniendo en cuenta que la broma para el próximo año ya se iba, en lo que toca al Ayuntamiento, a 8 millones de euros, la factura se puede poner en ¿13 millones y pico? Una salvajada difícilmente defendible o comprensible.

Lo del personal y el incremento que puede suponer, se me escapa de la imaginación pero quien alguna vez ha estudiado una nómina, sabe que por cualquier tontería los euros se disparan. Ese gasto sumado a otros para simple funcionamiento de la maquinaria administrativa suele ser un porcentaje elevado de las obligaciones económicas inexorables que debe atender la institución. Ahora más.

Con todo eso, preveo vacas flacas. Escuálidas, sin una DGA muy sobrada (la Expo mama de la ubre a toda marcha) que eche una mano.

¿Soy un agorero? Seguramente y condiciono mis vaticinios a posibles rectificaciones cuando, entre turrón y turrón, se produzca el parto.

Habíamos confiado en que este mandato sería propicio para que arrancaran, aunque se debiera a su propio peso, las grandes transformaciones que Huesca necesita a la vez que se atiende con mayor planificación todo eso que nos cabrea: baches, limpieza, alumbrado... Compruebo que en los primeros seis meses ha habido sólo atisbos y papeles sin realidades, y me temo que el año que viene, palacio y gracias.

Si se confirma, mal. Si no se confirma (la esperanza es lo último que...), estaré feliz de envainarme este escrito.

La solución, la próxima semana.

(Luis trata el tema desde otro punto de vista acertado)

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