10/12/07

Harineras Fase 3

Ya sabes que me gusta el rugby. Entre las innovaciones de este deporte tan clásico (que es una de las razones de su encanto) está el dato que ofrecen las retransmisiones televisivas sobre las fases de una ofensiva. El avance se detiene ante una defensa aguerrida y los atacantes paran y toman el melón para cargar de nuevo, en juego cerrado -por el empuje de su delantera- o abierto hacia su línea, el pase y la carrera. Y otra fase, si hay parón. Y otra. Ver cómo se persiste con determinación, cómo se busca alternativas, cómo se desgasta al contrario, cómo se gana metro a metro… es un espectáculo increíble.

El objetivo de urbanizar el polígono de las harineras entra ahora en su fase 3.

Hubo un primer fracaso porque los propietarios se subieron a la parra y el Ayuntamiento -entonces monocolor- se quedó con un palmo de narices y sin capacidad de reacción después de un proceso demasiado largo y llevado con baja intensidad. Al segundo intento, con aparente mejor disposición de ánimo por todas las partes, se pusieron papeles sobre la mesa (con unanimidad municipal) pero cuando debía empezar realmente la negociación, llegó Elboj y mandó parar: ¡que vienen las elecciones!.

Ahora, ya hay contraoferta de la propiedad que, según lo esperado y lo poco que sabemos, niega el porcentaje de cesión de suelo a lo público (ojo: son unos 13-15 millones de euros) y la reserva de VPO. Supongo que también entrará en el archisabido asunto de las infraestructuras (paso inferior bajo las vías, bulevar…).

En síntesis: el Ayuntamiento se echó largo y planteó unos máximos, mientras que la parte contratante de la segunda parte se acoge a los mínimos.

Señores ¡hagan juego!

Sería de esperar que el Ayuntamiento (con el consenso de TODOS los grupos) fuera capaz de manejarse con flexibilidad sin sacrificar aspectos irrenunciables para la ciudad y que, a la vez, los propietarios hicieran sus números sin pasarse de avaricia.

En ese caso, el acuerdo no es fácil pero es posible. Todos pueden (podemos) ganar. Al final, se reduce a pasta gansa, a pesar de que Huesca tiene un interés manifiesto en obtener el beneficio intangible de una ordenación urbana de un espacio central que supondría una transformación y mejora mayúsculas y evidentes.

Es el momento: con elecciones locales lejos, un alcalde en presunta retirada, una cuestión madurada por los años y la demanda social…

Hay que tener en cuenta que el tiempo pasa y una posible restricción del mercado inmobiliario (aunque estemos hablando de la mejor zona de la ciudad para el ladrillo expectante) sería un factor negativo.

La Ley (al menos hasta ahora) tampoco está muy a favor porque ante ese suelo clasificado como urbano, pone resortes en manos de sus dueños.

Salidas imaginativas como expropiar, ya han sido adjetivadas.

Sin embargo, ahora viene cuando alguno (Elboj) podría vencerse ante la tentación de pasar a la posteridad resolviendo el tema aunque regalara la luna; otros (la oposición) fueran inamovibles y maximalistas para no conceder ese mérito ni en broma; los potenciales explotadores de sus terrenos podrían pedir la luna y una docena de satélites…

La ciudad perdería otra oportunidad y sería para salir a la calle con palos (de pancartas).

Actualizo: Y como si el plan no estuviera embolicado, la DGA introduce novedades que pueden echar por tierra cálculos y documentos anteriores. Veremos.

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