La cruda realidad

Ya sé que hay otras cosas más importantes (los impuestos municipales, mismamente) pero en Huesca somos tan majos y vivimos tan bien que preferimos los asuntos ligeros. Y como uno quiere estar pegado a la actualidad social, no siempre puedo desdeñar esos asuntos.

Una vez me he justificado, voy a ello.

No sé si felicitar o compadecer al grupo de la CHA en el Ayuntamiento que ha propuesto dotar a la policía local de bicicletas para que “apatrulle la ciudad”. Por un lado, ha conseguido mucha más propaganda sobre la existencia de sus siglas que con cualquier otra iniciativa o crítica, y por otro, ha sido objeto de rechifla mayoritaria por la ocurrencia (“¿y así van a pillar a los cacos que escapan?”, “¿y qué irán de pantalón corto?”, por ejemplo).

Y sí, es una ocurrencia pero menos, quizá, sin dejar de serlo.

La bici es un medio de transporte de efectos positivos en general (ambientales, de tráfico, de reducción de consumo…). Permitiría además una labor policial cercana a las incidencias pero abarcando más recorrido en menos tiempo que a pie. Sería ejemplarizante para posibles usuarios. En otras localidades españolas (por no irnos a comparar con territorios de cultura locomotriz diferente), existen esas patrullas cicladas.

El problema es que los agentes en esas poblaciones se ocupan mayormente de zonas peatonales, paseos marítimos, playas… o circunstancias especiales, donde las motos o coches no caben (ver video). Ahí sí son plenamente adecuados. En Huesca, todavía no tenemos esas áreas urbanas o naturales y los “polis” que van andando lo hacen porque tienen que ir andando; si en moto, en moto; y si en coche, en coche. Sólo para el Coso o el parque, donde seguramente tendría sentido, creo que no vale la pena esta operación.

Aparte, hay que sopesar un factor casi psicológico: ¿los ciudadanos oscenses íbamos a tomarnos en serio la autoridad de un policía local en bicicleta? No debería ser óbice pero es que aquí “semos asín”. No es una nimiedad. Casi mejor pensar en motos eléctricas, me parece, además de facilitar el transporte particular en bicicleta de los vecinos, antes de ir más lejos.

El remate a la cuestión sería el magnífico ambiente que reina en el cuartelillo, con líos entre mandos y agentes y tal y tal. Algún ciclista voluntario habría, seguro, pero no me imagino al intendente haciendo cuadrantes de este ‘servicio Indurain’… “Te toca por el casco viejo o sea que vas a hacer piernas en las cuestas, hombre”.

Con estas explicaciones, puede incluso elevarse una reflexión pseudopolítica: el grupo de la CHA y ese partido en general, experimenta de continuo una colisión de sus ideales o propuestas ideales contra la cruda realidad de las cosas. Es decir, teniendo razón en el fondo (aunque no sea éste el caso) o en un futuro, muchas veces sus planteamientos son inaplicables o sería peor el remedio que la enfermedad, y los chunteros acaban por resultar unos incomprendidos para muchos ciudadanos de a pie que manejamos objetivos y preocupaciones más pedestres. Podríamos abrir, por consiguiente, el debate irresoluto acerca de las utopías necesarias para que avance el mundo pero inútiles como alternativa de poder institucional.

Pero eso ya es mucho para un blog modesto como éste.

La foto ha sido tomada de aquí

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