"Chupatintas y viejos"

En una caricatura burlesca, Huesca podría quedar retratada como una ciudad de chupatintas y viejos. Datos habría que buscar para certificar esa percepción sobre esta pequeña sociedad donde, es verdad, se integran muchos empleados públicos y muchas personas mayores.

Precisamente esos colectivos están específicamente afectados por el recorte que el Gobierno se ha visto obligado a dictar. Menos sueldo directo para unos y pérdida de poder adquisitivo (IPC mediante) para todos.

Si el consumo es un factor principal de actividad económica (empresarial, laboral...) y una parte importante de los oscenses ven reducida su cuenta bancaria, el negocio para la ciudad en su conjunto es redondo. Y eso, no hay quien lo evite. Ni campañas de promoción comercial, ni subvenciones municipales a los emprendedores, ni walqas ni plhuses...

Por una parte, el argumento vulgar es conocido: "todos los funcionarios son ateos, porque no les cabe en la cabeza que haya otra vida mejor...". Por eso y especialmente por la seguridad de que su puesto de trabajo no peligra, que tienen "moscosos" y libranzas, que trabajan a reglamento... no recibirán mucha solidaridad desde posiciones ajenas al sector público.

Sin embargo, funcionario es el policía y la enfermera, el peón y el piloto de helicóptero de rescate. No todos son oficinistas de 8 a 3, de lunes a viernes, cuya labor también es necesaria. En cuanto a la seguridad en el empleo, no todo es oro lo que parece relucir aunque es una realidad a tener en cuenta.

Por otra parte, respecto a los pensionistas, su capacidad para estirar cada euro y la dificultad en calcular hoy el impacto real de la medida, matiza la perspectiva. Aunque comenzamos por arramblar con este grupo desprotegido, con ese solidario gasto social y acabaremos por cotizar para nada.

No son buenos tiempos. Lo sabes. Huesca no es una excepción pero nos íbamos librando sin cumplir totalmente los peores augurios. ¿Y ahora?