30/5/08

Incordios (III, IV)

Hay otros asuntos, desalojos incluidos o trasvases taponados, pero camino del fin de semana, he pensado que te apetecería algo más ligero, aunque presente tintes desfavorables: una entrega doble de la serie Incordios.

Este mayo de tiempo enloquecido nos ha regalado sensaciones inigualables. A las nueve de la mañana, puedes ver a un tipo de manga corta esperar el semáforo junto a una señora con abrigo. A las once, diluvia. A las doce, sopla el viento. A la una y media, los veladores están llenos. Hace calor. A las cinco, vuelve a llover. No sigo que ya te lo sabes.

Por eso, el mismo día puedes disfrutar de dos incordios habituales de la Huesca primaveral del 2008.

De un lado, un comentarista opinó que es peor el charco en la calzada que el patinaje en las aceras del Coso. Le prometí uno. ¿Qué te parece este?:


Su virtud es que reúne la condición de incordiar por igual a peatones y a conductores. E incluso de enfrentarlos, porque la ola que levante un vehículo que tome esa esquina un tanto "a ras", riega a quien allí camine o espere a cruzar, saltando el lago. Está entre calle del Parque y Miguel Servet. Bajo el agua un sumidero que nunca traga.

De otro lado, el despertar de los seres vivos en estas semanas afecta a unos más que a otros. Naturalmente, abstenerse alérgicos de rondar por la zona del paseo de las Autonomías:


Sé poco de botánica, pero tal producción de borra no puede ser normal y tampoco lo serán los pensamientos de sus víctimas hacia quien eligió esa especie de árbol para urbanizar la zona. Aunque así podemos imaginar que nieva con una levedad poética.

Seguiremos informando.

¡Huesca es!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hablando de sumideros o alcantarillas. Hay muchas que están bozadas, ¿y si las desatascaran?.

Guillermo dijo...

Imagino que te refieres a las que están SIEMPRE bozadas, como ésa de la esquina que sale en la foto.
Las otras (las que se bozan en otoño con las hojas, por ejemplo) acuden entonces a despejarlas, cuando el charco es marítimo, pero no parece fácil de prevenir.
Pero éstas, las eternas...