29/4/07

Experimento mediático

Uno de los factores que ha merecido el interés de quienes leen estas tonterías que escribo y opinan sobre ellas, es el papel de los medios locales de comunicación en la formación de los criterios sociales a la hora del voto. En concreto, hay diferentes puntos de vista sobre el apoyo o la ausencia de crítica directa a la gestión de Elboj, que de alguna forma condiciona la perspectiva de los oscenses y le da (y le dio) ventaja para la reelección.

Seguramente no nos pondremos de acuerdo, porque no todos y no todos los días escuchamos, leemos o vemos los mismos medios informativos. Entonces, a un lector continuo de Heraldo, le parecerá que sí se le ha "dado caña" a Elboj a veces. Un oyente de Radio Huesca (y espectador de Localia) quizá lo pondrá en duda por completo, al contrario que uno de la COPE u Onda Cero. O no. El de Radio Nacional ni sí, ni no. Un lector del Diario del Alto Aragón creerá que en contadas ocasiones (más, últimamente), mientras otros dirán que menos veces de las merecidas. En El Periódico no sabrán y en los medios públicos autonómicos tampoco. Incluso es posible que esas conclusiones tuvieran un sentido hace un tiempo y otro distinto en los años/meses más cercanos.

No disimularé: yo pienso que Elboj ha sabido manejar a la prensa local con el poder de convocatoria de su cargo, con una inflación de presencia que ocupa espacios que es preciso llenar como sea, con un reparto de la tarta publicitaria que ha obligado a medir. Sobre estos tres pilares se apoya su cuidada imagen. La cuarta pata es la oposición política que no puede hacer lo mismo (ni tiene poder, ni chequera) y en ocasiones, no ha sabido enfocar convicentemente su crítica (peor Bermúdez que Lafuente o Solana) dejando vacío el hueco del contrapunto.

Pero aún más: la imagen pública de Elboj está todavía más consolidada en una peana con un quinto soporte gracias a que nosotros, los oscenses, unimos el característico conformismo hacia la realidad cercana con la nula capacidad de análisis y juicio de la información. Leemos la letra gorda, miramos las fotos, pasamos la vista como autómatas sobre los textos, oímos los ecos de las declaraciones y tragamos la TV, con escepticismo y pasividad. Ahí, en el titular, en la foto, en el eco, Elboj siempre sale favorecido, porque "se vende" más y mejor.

Finalmente, hay que ser conscientes de que no disponemos de certezas plenas respecto a qué es la objetividad periodística. Ni siquiera los propios profesionales (menos aún las empresas del sector) lo saben. Resumir en un título exige elegir, seleccionar, y en ese proceso lo subjetivo o la conveniencia se imponen. Y porque tampoco es seguro que la neutralidad y la asepsia resulten "sine qua non" al ejercicio de la tarea de informar (periodistas hay muchos; informadores muy pocos). Luego, la sociedad percibe un trozo de la verdad y así resulta imposible acceder a un conocimiento profundo y a una opinión con fundamento total (dicho sea de paso, las radios, TVs y periódicos madrileños, metidos en sus trincheras, son muchísimo más preocupantes).

No me quejo de la prensa de Huesca. Sólo describo unas circunstancias inexorables, con las que -a base de utilizar ese juicio crítico del que carecemos- debemos convivir y tratar de ser ciudadanos.

Hagamos un experimento que trataría de demostrar todo esto. Mira el siguiente fragmento de discurso:



Esas manifestaciones podrían haber sido recogidas en los periódicos con titulares así:

Periódico A: "Elboj reconoce que ZP llegó a la Moncloa gracias al 11-M"

Periódico B: "Elboj anima a participar votando en las próximas elecciones"

Peródico C: "El Alcalde Elboj defiende la Democracia frente al miedo que quiere provocar el PP"

Los tres son verdad. Quizá los medios de Huesca optarían por el segundo y así, indirectamente, Elboj logra colocar su producto. La A y B serían propias de diarios madrileños y su guerra.

¿Cuál es el tuyo? ¿Prefieres que se aplicaran otros criterios? ¿Entiendes lo que he querido explicar con este rollo de mil pares de buebos?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Elboj necesita recurrir al guerra-civilismo para pedir el voto en unas elecciones locales ante su total ausencia de argumentos..

chus

Anónimo dijo...

En general estoy de acuerdo con lo que dices, además que lo has dicho muy claro de entender.
Disiento cuando dices que los propios profesionales tienen dificultades para definir la objetividad. Entiendo que saben perfectamente lo que no es objetivo, y por tanto, ya existe una definición. Lo grave es cuando, el presidente del GRUPO PRISA renuncia PÚBLICAMENTE a la imparcialidad: "Es muy difícil ser neutral cuando una de las partes considera que vale todo con tal de recuperar el poder."

Tampoco hay que salir de Huesca para constatar ese tipo de periodismo, el mal ejemplo que ya comenté lo dió Nuria Garcés.

Anónimo dijo...

El "guerracivilismo" es una tradición del PSOE desde que se apagó la amenaza de golpe involucionista. Siempre lo ha usado con más o menos intensidad contra "la derecha". Ahora quizá en exceso y, como has visto, hasta forma parte de los discursos locales.

Bueno, f y b, siempre interesante lo que dices. De la misma forma que el bien es la ausencia de mal, la objetividad podría ser la ausencia de subjetividad. Pero ¿es lo que queremos? Por ejemplo, si un político dice una salvajada, ¿queremos leer la salvajada en una noticia aséptica, sin enfoque, sin explicación?

Lo de Polanco fue una barbaridad pero el PP ha cometido una error gravísimo con su boicot, quizá en lo ideológico (el art. 20 de la Constitución es muy claro y en todo caso, se puede tratar de que haya una rectificación) como especialmente en lo práctica: ha dejado a sus candidatos locales (Bermúdez, por ejemplo) sin entrada en medios de comunicación de altísima influencia social.

En cuanto a aquello de Nuria con el Obispo (creo que te refieres a eso), pienso que un error no descalifica una trayectoria, aunque sin duda se trató de todo un síntoma.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo en el segundo párrafo.
El tercero, podrá ser un error, ya se verá, pero el Psoe hizo lo mismo con TeleMadrid y nadie se rasgó las vestiduras.
En cuanto a lo último, sí, me refería a eso, en otro medio hubiera ido a la calle.